La valla

Lo siento si estos dedos no pueden respetar la valla la muralla que levantaron los que con su debilidad nos cegaron, perturbaron, dividieron hasta volvernos livianos, superficiales, lejanos, tan distintos de lo que en pura esencia nos sabíamos,
reconocíamos,
identificábamos. 

Nos encontraba el aroma en la punta de la nariz antes de acercarnos,
nos vivía la vida celosa y apresurada antes de volvernos humanos,
nos respiraba el oxígeno limpiándose sus pulmoncitos tan puros, tan sanos.
Se secaba el agua sobre nuestras pieles y cuando tuvo sed, se bebió nuestros nervios frente a una guitarra y dos manos fregándose una con la otra hasta dorarnos como carne sin pellejo sobre la sartén,
una cajita guardando tantos secretos sobre tí y sobre mí que ni Pandora pudiera con tanto - nosotros mordiendo las ganas de gritar el amor que nos tenía presos, que nos tenía esclavos
y que continúa haciéndonos latir cual misión de encender un millón de corazones
se nos hubiera encomendado.
No se que haces tu haciéndome callar y yo robándote el hablar.-
si hasta los labios nos quieren besar,
no encuentra dos bocas mas hambrientas que las que sobre otros labios migajas le dieron a probar.

Nos clavaron.

Aquí estamos, tras la valla un martes veinticuatro de julio tu durmiendo y yo del otro lado
cantando esta canción de cuna y tu en un sueño a mí de lejos escuchando.


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