Ella se despide. Ella, no yo.

Ibas
tú ibas. Yo te ví
Ya empacando las maletas seguramente, yo con mi pañuelo
y el rimel, cariño
se me corrió, fue un buen regalo si
Descuida, tu terno lo guarde en su saco
y las llaves las guardo en el armario, de aquel gran secreto
que solo tu y yo conservamos
Podré dejarte ir, menos el recuerdo
y aquí en mi pecho duele, pero asi lo prefiero
la tinta de la pluma corre por el escritorio
y ya te imaginas, sí
cerré la ventana del dormitorio
solo para que tu aroma se atrape en las cuatro paredes
y no se pierda en el viento
que siempre se lleva todo
incluyendote...
Me vestí de gris y cargué en mi cartera
el cuero de la desolación
la piel extensa,
como el tiempo que te he de volver a esperar
y ya tengo frío, ni las mantas me han de arropar
que mejor que mi cuerpo desnudo, en el escritorio
volviendo a recrear
recordando todo, todo lo que no he de olvidar
escribiendo un libro, con tu aroma entre las hojas
con mis lagrimas que mojan
la tapadura, algún diseño con ellas se conforman
y como las acuarelas, esas que siempre se cuelgan
asi voy a colgar nuestra historia, como las mil y una noches
que el silencio desnudó mi alma
y que el frío consumió mi piel
que tu recuerdo en mi memoria
fue alimento para allí no perecer
Estas tan vivo, como aquel día que te vieron nacer.

Dicen que si un poeta de ti se enamora, jamas mueres.



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