Mas allá de las Estrellas.

De prisa..toma mi mano. Sí, mi mano. Vamos, corre, antes que muera el atardecer.

Cada vez que bajábamos a la playa, repetía esta acción. Yo lo veía agitarse, correr a velocidad porque odiaba perderse un atardecer. No entendía yo que tremendo significado tenía para el cuando el sol comenzaba a esconderse, si bien es un preludio romántico y de películas, podía darme cuenta que tenía un sentido mas profundo.
- ¿Tu crees que te traigo para abrazarte y mimarte frente a los suaves rayos del sol?- preguntó.
- Eh, Eso creía hasta que me lo preguntaste- respondí.
Me inundó la vergüenza, estaba tan acostumbrada a que me trajeran acá a ser abrazada y mimada por un hombre, que jamas sentí la nostalgia de ver morir un atardecer.
Se sentó el en la arena, y plantó su mirada fijamente en la puesta de sol. Lo ví tan extasiado y tan concentrado que repetí el acto. Miraba fijamente, y me percaté que el sol se perdía rápidamente, el cielo color naranja estaba tomando tonalidades oscuras y la luna asomaba desde el otro extremo.
-Es todo un evento- refirió.
"...Solía dejar ir a mi padre cada 3 meses, siempre con lágrimas en mis ojos pues era mi fiel acompañante. No volvía hasta cuando ya no quedaba mucho para la hora de acostarme. Era entonces cuando me sentaba en sus piernas y me recostaba en su pecho. Sus manos gruesas y ásperas, cansadas de tanto trabajar, acariciaban mi cabeza, y solía repetirme lo mucho que me amaba, que deseaba darme otra vida, que el tiempo ojala se detuviera y no tuviera que dejarme ir a la cama. Yo lloraba a mares, mi madre tenía que despegarme cual lapa de la roca y lloraba en mi cama hasta dormirme. Mi padre y yo eramos grandes amigos, pero nunca acepté que fuera como el sol, que estuviera iluminándome tan poco y que tuviera que aceptar darle paso a la noche fría, la soledad, su ausencia, las horas mas eternas de la infancia..."
- ¿Donde está el?-pregunté.
- Se fué junto con el sol- respondió.
Desde es minuto comprendí todo, no me atreví a preguntar nada más, sabía que el atardecer era una parte de su vida que intentaba reconciliar en el firmamento. Mantenía aun la misma espectación de cuando tenía que despedir a su padre, su luz, su todo y su búsqueda de consuelo la afirmó mas allá de las estrellas.
- Me alegro estar aquí contigo, cuando el sol se haya ido, estaré aquí para acompañarte- le dije.
- Infinitas Gracias.- respondió.





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